Según los monjes, las botellas de cerveza son un excelente material de construcción ecológico (por reutilizar un desecho), proporciona una buena iluminación, es barato, fácil de limpiar y no pierde su color. Además las chapas que se utilizan para crear mosaicos permiten añadir a la practicidad un toque artístico.
 
Ahora la gente sigue donando botellas para construir otros edificios en el complejo. Pues el templo fue sólo el principio. Más de medio millón de botellas de cerveza recicladas en el templo han sido el pilar para la creación de un conjunto de veinte edificios: el templo principal, que se sitúa sobre un lago, el crematorio, varias salas de oración, un salón, una torre de agua, baños para los turistas y varios pequeños bungalós.
Pero los monjes han decidido que seguirán usando este método de construcción reutilizando las botellas. El abad, San Kataboonyo, ha comentado que cuantas más botellas reciban, más edificios construirán. El templo del millón de botellas de cervezas forma parte de una ruta ecológica que se promueve en el sudeste de Asia.

La idea surgió con el fin de mejorar el problema de contaminación que suponían miles y miles de botellas de vidrio sin reciclar y crear un lugar útil. Según los monjes, que tardaron cinco años en completar el recinto: dos años para construir el pabellón y 3 años para el edificio principal