CREAN UN MÓVIL PARA CIEGOS
Vivimos en un momento en el que la tecnología es indispensable en todos los hogares, o al menos todas las personas se hacen dependientes de los aparatos tecnológicos. Pero si bien es cierto, los teléfonos móviles siempre se han creado para personas sin problemas con la vista o el oído.
Por ello, se ha creado un teléfono móvil especial para las personas invidentes, OwnFone, un terminal básico pero con las aplicaciones necesarias para personas con problemas de visión. Es el primer móvil con braille, en el que el único requisito es que las personas que lo utilicen conozcan el alfabeto braille. El teclado está formado a partir de pequeñas placas con el nombre de los contactos escritos en braille, para que rápidamente la persona pueda
contactar con quien necesite.
El teléfono se ha creado con carga suficiente para un año, para evitar problemas de batería insuficiente en situaciones de emergencia. En estos momentos, OwnPhone se vende únicamente en Inglaterra, Australia e Irlanda del Norte, aunque esperamos que pronto se comercialice en el resto del mundo.
Por ello, se ha creado un teléfono móvil especial para las personas invidentes, OwnFone, un terminal básico pero con las aplicaciones necesarias para personas con problemas de visión. Es el primer móvil con braille, en el que el único requisito es que las personas que lo utilicen conozcan el alfabeto braille. El teclado está formado a partir de pequeñas placas con el nombre de los contactos escritos en braille, para que rápidamente la persona pueda
contactar con quien necesite.
El teléfono se ha creado con carga suficiente para un año, para evitar problemas de batería insuficiente en situaciones de emergencia. En estos momentos, OwnPhone se vende únicamente en Inglaterra, Australia e Irlanda del Norte, aunque esperamos que pronto se comercialice en el resto del mundo.
Esta en nosabesnada
EL TEMPLO DEL MILLÓN DE BOTELLAS
El verde de la cerveza Heineken, el marrón de la tailandesa Chang, la creatividad de unos monjes tailandeses y la generosidad del pueblo Tailandés han sido los elementos clave para la construcción y el diseño de un templo ecológico, el Wat Pa Maha Chedi Kaew, también conocido como Wat Lan Kuad, es decir, el templo del millón de botellas. Para llevar a cabo este curioso proyecto los monjes budistas y la población local de la ciudad de Khun Han, comenzaron a recolectar botellas en 1984.
Esta en nosabesnadaEL TEMPLO DEL MILLÓN DE BOTELLAS
El verde de la cerveza Heineken, el marrón de la tailandesa Chang, la creatividad de unos monjes tailandeses y la generosidad del pueblo Tailandés han sido los elementos clave para la construcción y el diseño de un templo ecológico, el Wat Pa Maha Chedi Kaew, también conocido como Wat Lan Kuad, es decir, el templo del millón de botellas. Para llevar a cabo este curioso proyecto los monjes budistas y la población local de la ciudad de Khun Han, comenzaron a recolectar botellas en 1984.
Según los monjes, las botellas de cerveza son un excelente material de construcción ecológico (por reutilizar un desecho), proporciona una buena iluminación, es barato, fácil de limpiar y no pierde su color. Además las chapas que se utilizan para crear mosaicos permiten añadir a la practicidad un toque artístico.
Ahora la gente sigue donando botellas para construir otros edificios en el complejo. Pues el templo fue sólo el principio. Más de medio millón de botellas de cerveza recicladas en el templo han sido el pilar para la creación de un conjunto de veinte edificios: el templo principal, que se sitúa sobre un lago, el crematorio, varias salas de oración, un salón, una torre de agua, baños para los turistas y varios pequeños bungalós.
Pero los monjes han decidido que seguirán usando este método de construcción reutilizando las botellas. El abad, San Kataboonyo, ha comentado que cuantas más botellas reciban, más edificios construirán. El templo del millón de botellas de cervezas forma parte de una ruta ecológica que se promueve en el sudeste de Asia.
La idea surgió con el fin de mejorar el problema de contaminación que suponían miles y miles de botellas de vidrio sin reciclar y crear un lugar útil. Según los monjes, que tardaron cinco años en completar el recinto: dos años para construir el pabellón y 3 años para el edificio principal
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